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familiacubana

La noticia nos impactó a todos, la primera parte del trabajo titulado “El rescate de una princesa” se nos hizo cercano pues los protagonistas eran de nuestra provincia, la historia continuó y aquel suceso  tocó las fibras más sensibles de los cubanos pues un hombre había luchado por hacer valer su paternidad y lo logró.

Sin lugar a dudas el amor derrotó insidias y riquezas y de nuevo un retoño de Cuba retornaba a su lugar de origen, junto a la verdadera familia, esa que en Cabaiguán pasó días de insomnios y desvelos, esa que olvidó las fiestas y buenos momentos desde  que Rafael Izquierdo viajó a Miami en busca de su pequeña.

“Yo, realmente soy un padre, como debe ser todo padre, de mucho amor, de tener a mis hijos conmigo, a mi lado, de que si se enferman me enfermo yo también junto con ellos. Mi hija estaba necesitando en aquellos momentos, ya no estaba con su mamá. No hubiera estado tranquilo aunque ella permaneciera en casa de otros familiares.”

El recuerdo viene y va entre los ojos de Rafael que aún se empañan cuando retorna a ese tiempo en que la niña ya no estaba junto a ningún familiar cercano y a más de 90 millas de su casa.

“A mi me decían que estaba bien, que tenía techo, que tenía comida, que tenía médico pero no me sentí nunca bien; por eso lo que más me impulsaba era el cariño que uno tiene, el amor ese que le nace a la  persona desde que viene al mundo. Mis padres son así, han transmitido mucho amor y en mi casa la amistad, la bondad, el amor es algo que sí tenemos por millones, Somos bastante humildes, como cualquier familia, pero ese amor de familia es algo que tenemos. Celebramos todo, compartimos cumpleaños, compartimos fiestas”

“Mi hija era lo único que nos faltaba, ya no podíamos celebrar esas fiestas que hacíamos familiares, al saber que ella estaba en otro lugar, con otras personas que ya no eran su familia, que ya no eran nada. Pensar que era una niña chiquitica, también, cuando pasó eso todavía no había cumplido los tres años. Ya debes imaginar!… aquí uno cree que es un volcán, cree que un niño está metido, yo lo veía desde ese punto de vista, en un océano, está votado en el medio de un volcán, en el ojo de un ciclón, así lo veía yo; y de esa manera fue que hice todo lo que hice por tener a mi hija aquí, a mi lado” 

El mundo de fantasías y  los millones prometidos por  Joe Cubas, quien pretendió asumir una paternidad sin derecho,  no pudieron romper los sentimientos de Rafael Izquierdo Álvarez; el  padre cabaiguanenese que hoy ilumina con su sonrisa la imagen de su hija Elizabeth.

“No hay dinero, ni nada en el mundo que pueda comprar un sentimiento o a cualquier persona. Hay personas que lo hacen pero no es el caso mío. A mi me ofrecieron muchos millones, mucho dinero, muchas cosas materiales por el amor de mi hija, es ahí cuando te das cuenta cuanto vale ese amor… Yo le decía: “Tú estás equivocado, yo no vendo hijos, ni vendo nada, realmente si usted quiere adoptar un niño y quiere  hacer obras de caridad mire a ver cuántos hay por ahí huérfanos y desamparados, pero en el caso mío no”. A mi hija, ni a ninguno de mis tres hijos, no hay dinero que los pueda pagar, ni nadie los puede comprar.”      

En Estados Unidos, nada fue fácil, los obstáculos  se interponían pero el amor de padre era muy fuerte. Su propósito se hacía latente y la hija, finalmente, sabría reconocerlo.

“Hay que tener mucha confianza en uno mismo para eso, saber que yo pude crecer en mi familia humildemente donde lo único que importa es el bienestar de nosotros. Como yo crecí con ese amor siempre esperé que ese pacto de  sangre que ubica quién es tu papá o quién es tu mamá  ubicara a mi hija. Puedo decirte que en aquellos momentos no quería que yo fuera su papá, ni creía que yo era su papá, ni entendía qué persona era yo; también había una cantidad de personas  que la llevaban a que dudara y la maltrataban sicológicamente porque le hacían drama, le decían cosas como que yo no era su papá. Sin embargo esperé ese día… que ella me pudiera decir en cámara … porque todo era filmado y grabado. Después que aguanté como ocho meses, aguanté insultos, escupías, patadas, aguanté que no hablaba el idioma, ya hablaba inglés, soporté muchos factores en contra. Hubo un día, en medio de tantas personas, de terapeutas y sicólogos, que mi hija me dijo “papi” … me dijo “papi, daddy” se me sentó arriba de los muslos, me tocó la cabeza …realmente ese fue el momento que allí, en los Estados Unidos gané a mi hija”                     

Rafael Izquierdo Álvarez disfruta ahora en su hogar cabaiguanense de la sonrisa de su hija Elizabet, ella ahora comparte con sus hermanitos, con ellos ríe, corre y juega.

“Debido a tantas cosas que pasé allá, me siento feliz, feliz y hay momentos en los que no creo que esté viviendo esta felicidad, estoy acabado de llegar pero ya estoy con mi familia, con mis vecinos. Hoy lloramos pero de alegría, no por esos 31 de diciembre sin actividad porque faltaba Elizabeth, era como si  hubiera muerto alguien en la familia. Fueron cinco años en los que mi familia sufrió, ahora celebramos. Yo digo, caballero pellízquenme, demen una galleta porque no creo que esté aquí, así, en shores, descalzo como nos gusta andar, comiendo mangos que gotean de las matas y ver esas niñas que vienen corriendo y dicen: “cárgame papi” y se tiran …”

El brillo de sus ojos es evidente, la presencia de la hija hace latir su corazón con gran fuerza pues ahora siente la tranquilidad de una familia completa.  

“El amor nos desborda, ahora coge cocuyos, vaya ni las estrella se ven allá, ese cielo azul y estas estrellas nada más se ven aquí, en Cuba. A veces no lo creo porque aún tengo el trauma de todo lo que pasé, no lo puedo olvidar así, ni cerrar esa página pero sí se por mi hija, por ella es que respondo, que es alegría, lo veo en su sonrisa y lo cubana que es, ahora quiere subir a las matas, coger mangos… eso es lo que me inspira cada día a seguir adelante y decir: Caballero ya estoy en mi casa, estoy libre con mi familia, ya podemos fiestar!            

Rafael Izquierdo Álvarez es ahora el protagonista de una historia de amor paternal que puede ser recurrente en cualquier parte del mundo donde, tal vez, muchas Elizabeth esperan ser rescatadas.

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