Blogia
familiacubana

Juanelo, sin apropiarme de tus criterios comparto muchos de ellos

Juanelo, sin apropiarme de tus criterios comparto muchos de ellos

Reguetón que viene y va
Por: Juan Eduardo Bernal Echemendía
Fecha: 2012-12-10 Fuente: CUBARTE
Las instituciones culturales de todo tipo, tienen la permanente responsabilidad de orientar ese gusto, por mejores caminos.
En los últimos tiempos el reguetón tan llevado y traído, parece en Sancti Spíritus más traído que llevado. Injustificadamente, lo menos significativo de ese subgénero, para utilizar... dos eufemismos, ha cursado en breve tiempo por pistas espirituanas, aclamado sin dudas por inmensos sectores de nuestra juventud.
Representantes de esa tendencia han encontrado por estos rumbos, tierra abonada para repetir una y otra vez sus visitas. Algunos directivos pueden decir que hace poco tiempo se presentaron en esta provincia, digo en la capital de la provincia, agrupaciones musicales de alta convocatoria y prestigio nacionales y… es verdad, solo que esas agrupaciones han acudido a escenarios espirituanos, sencillamente porque las giras nacionales han tenido en cuenta estas presentaciones. Sin embargo bien se sabe esta no resulta la misma circunstancia que decide la presencia de reguetoneros invasores de la cultura nacional.
Aquellos propios directivos sostienen que existen públicos para todos los gustos, solo que las instituciones culturales de todo tipo, tienen la permanente responsabilidad de orientar ese gusto, por mejores caminos.
El reguetón está ahí, como otras formulaciones de la música en Cuba, no digo de la música cubana, que vencieron su tránsito por nuestro país, luego de despertar una euforia que se aproximaba en sus intentos, hacia una trascendencia que jamás alcanzaron porque hoy, apenas tienen sitio en la memoria.
No se trata de sustituir existencia por violencia censurante, sino de estudiar el asunto desde una perspectiva sociológica que sin dudas, arrojará muchas explicaciones más que interrogantes sobre modelos de educación cultural, que se han visto afectados a lo largo de varias décadas, en nuestro contexto nacional.
Hasta qué altura responsable, los mismos funcionarios y directivos se preguntan qué sucede por la disminución de ciertos públicos, ante expresiones musicales y culturales en sentido general, en tanto refieren actitud de estímulo hacia la mediocridad y hacia la actitud contracultural que poco a poco puede lanzar por la borda, a los mejores exponentes de la cultura cubana. La hostilidad de algunos de los representantes de ciertas manifestaciones del reguetón, ilustra su intransigencia y la pobreza de sus redaños culturales.
Las actitudes escandalosas ante una época que vive a la altura de un cambio inevitable, no puede traducirse en groserías y ataques a la dignidad de un pueblo caracterizado por salvarse con ella y no con el deslumbramiento desde otras riberas, ni con las manifestaciones adulteradas de algunos géneros o subgéneros.
Pronunciarse a gritos desde los dominios de la obscenidad y el atropello a las normas más elementales de la educación, y rigiendo el desafuero a la decencia ciudadana, solo puede aportar violencia y extrañamiento de los valores fundamentales de la nación cubana.
Hasta ahora en Sancti Spíritus las cosas no han trascendido los límites como en otros lugares, pero una ausencia de lógica programática puede preparar el camino para que una vez más, predominen las expresiones de una antivalor que manifiesta permanentemente su prepotencia, gracias a una extraña obstinación de los ejecutivos responsabilizados.
Con seguridad los mismos funcionarios que justifican lo injustificable, una y otra vez ignoran o pretenden ignorar, los efectos de una distribución parcializada y muchas veces descabellada de la música en predios espirituanos. Ignoran o pretenden ignorar, que si bien existen diversos públicos, todos requieren de orientación, fundamentalmente los jóvenes, mientras muchas agrupaciones requieren de la fanfarria ridícula que precede a las actuaciones con calificativos con los cuales se autotitulan, muy cerca de cómo de conducen públicamente, o muy por debajo de lo que presumen.
La Asociación Hermanos Saíz, la UNEAC y otras, donde la preocupación por las tradiciones no descuentan el mérito de la ruptura, han repetido esas inquietudes, pero todo sigue y no mejora, porque la altanería oficial para recibir a esos grupos, y recibirlos como a nadie reciben, insiste en su inconsecuente impunidad.

0 comentarios